Creo importante aclarar lo que significa iniciar un proceso psicoterapéutico ya que se trata de algo desconocido o muy desconocido para la mayoría de personas.
Por lo general, decidimos iniciar un proceso cuando nos encontramos en una situación de crisis personal, situaciones en que nos sentimos perdidos, desubicados, desorientados, sin saber que nos pasa y sin saber a dónde vamos ni qué es lo que realmente queremos. Nos lo podemos empezar a plantear cuando sucede algo en la realidad que nos sobrepasa o nos confunde.
En general, en nuestra sociedad, pedir ayuda terapéutica parece algo negativo. Rápidamente se compone la ecuación: pedir ayuda = estoy muy mal. Con los años he comprobado dos hechos constatables, tanto en Procesos profundos como en Psicoterapia Breve:
1. Por peor que la persona lo esté pasando y por mal que esté existe la tendencia general a aguantar todo lo que se pueda y más antes de pedir ayuda.
2. Desde el momento en que la persona decide pedir ayuda, algo cambia y se transforma en ella y en su entorno. Se produce un clic.
Iniciar un proceso psicoterapéutico es como iniciar un viaje hacia dentro para verse, sentirse, conocerse y transformarse desde los lugares más superficiales hasta los más recónditos.
El terapeuta acompaña para que poco a poco se amplíe la conciencia sobre lo que le pasa al paciente, qué siente, cómo lo siente, cómo lo manifiesta, por qué le pasa eso, por qué lo sientes así, qué se plantea hacer con aquello, qué decide, cómo, qué quiere hacer con aquello que le pasa, qué dificultades tiene para llevarlo a cabo, de qué capacidades dispone,...
La Terapia de Integración Psico-Corporal es una terapia no directiva. Es decir, si yo le digo al paciente qué tiene que hacer, qué tiene que decir, qué tiene que decidir, cómo se tiene que poner, etcétera, estoy infravalorándole e incapacitándolo, además de impedirle la posibilidad de crecer, de responsabilizarse y de aprender a decidir por sí mismo. Se trata de que el paciente pueda sentirse a sí mismo y desde ahí, con la ayuda del terapeuta, encuentre las posibles soluciones a sus conflictos. Todo ello con el tiempo y el espacio que necesite.
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Ilustracion: Tute |
El paciente es el centro de la terapia. Desde la escucha respetuosa, el terapeuta sigue el discurso y el sentir de lo que el paciente trae a consulta, tratando de alumbrar conscientemente lo que permanece en la oscuridad inconsciente. Al tiempo que se entra en la historia personal del paciente, se elabora lo que sucede en la realidad de la relación terapeuta-paciente.
Desde la verdad como base se transforman los patrones de relación defensivos que la persona ha construido, al tiempo que recibe del terapeuta nuevos registros que hasta el momento no tenía. Todo ello desde la no interpretación, el respeto, la escucha, ofreciendo el tiempo y el espacio necesarios para que se den los procesos. La terapia es psico-corporal porque en su base está el reconocimiento del cuerpo, la emoción y la cognición como unidad funcional integradora de la personalidad. La terapia se enfoca en la reconexión de estas tres instancias. Este proceso no lo podemos hacer solos, necesitamos acompañarnos por alguien que haya pasado por ahí y nos referencie en el camino hacia nuestra esencia.
El paciente transforma paulatinamente la relación que mantiene consigo mismo, la relación que mantiene con los demás, y se va situando de una forma más centrada y auténtica consigo mismo, con las personas importantes de su vida y con la vida misma.
Desde mi vivencia personal ahora como terapeuta y también como paciente, puedo afirmar que éste ha sido el viaje más apasionante, más real y más verdadero de cuantos he emprendido: el viaje hacia mi esencia, hacia lo que realmente soy y siento.
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